“De persona a muchas personas” (peer-to-peer) y código abierto son las premisas básicas de la economía colaborativa (o del bien común), que nace de forma natural en los momentos de crisis. Las múltiples alternativas colaborativas están reinventando la forma de producir y usar los bienes, recursos y servicios mientras aprovechan el poder de las comunidades online/offline.
Para distinguir un negocio colaborativo de otro tradicional, proponemos fijarse en los siguientes pilares:
- El Consumo Colaborativo aprovecha el poder de las redes peer-to-peer y de internet para reinventar las acciones de compartir, alquilar, intercambiar o comerciar bienes y servicios. Ejemplos: alquiler de automóviles (Zipcar, Autolib, DriveNow); compartir vehículos (Getaround, Drivy, Tamyca) y compartir trayectos (Blablacar, Carpooling); alquiler de segundas residencias o habitaciones (Airbnb, 9Flats); prestación de micro tareas (Taskrabbit, Milk.ly); adquisición de alimentos (Foodsharing, Yocomprosano); cuidado de animales domésticos (Gudog); ceremonias civiles (Simboliza); consultoría (Simbyosi, Best Relations); alojamiento (couchsurfing).
- La Producción Colaborativa. La fabricación se está democratizando gracias a las herramientas de fabricación digital, las instalaciones de producción local y la distribución de diseños de hardware en código fuente abierto. Estos hechos están marcando el comienzo de la nueva revolución industrial liderada por el movimiento Maker. Ejemplos: FabLabs, impresoras 3D, (Wikispeed, Arduino, OpenStructures, Open Source Ecology).
- Las Finanzas Colaborativas parten de los préstamos de persona a persona, la financiación colaborativa (crowdfunding) o el capital distribuido. También se incluyen en este apartado las monedas alternativas y las economías del altruismo, que crean nuevas formas de intercambio con valor real. Ejemplos: crowdfunding (Ulule, Kickstarter, KissKissBankBank); préstamos (Auxmoney, Prosper, Zopa); monedas (Dropis, BitCoin); sistema de pagos (MangoPay).
- El Conocimiento Abierto crea la base para la construcción de sociedades sostenibles mediante la apertura y la democratización de los gobiernos, la ciencia, la educación, la cultura y la economía. Ejemplos: Creative Commons, ecosistemas Open Source, la Open Knowledge Foundation, el Open Data, Open Government, Open Science y los movimientos Open Access.
Para que cualquiera de estos cuatros aspectos funcione, la base es creer en el otro. Por lo tanto, la construcción de confianza pasa a ocupar un primerísimo plano en la economía colaborativa. Para convertirse en un “creyente de” (believer) ya no es necesaria la publicidad, ni el marketing, sino que el usuario/consumidor vea al otro igual que a sí mismo, el “yo soy tú y tú eres yo”, que el emisor y el receptor mantengan una relación recíproca y simétrica y que, por lo tanto, se predique con el propio ejemplo.
La economía colaborativa cuestiona directamente los planteamientos de la economía tradicional. ¿Es realmente una alternativa? ¿Puede impulsar la economía del país? ¿No será una solución temporal de anticrisis? Para ello ha aparecido Ouishare, una comunidad global que defiende los beneficios sociales “del compartir y colaborar en abierto” y que está compuesta por emprendedores, investigadores, diseñadores, activistas, makers y ciudadanos. Ellos apuntan que el declive del denominado “estado-nación” ya ha empezado y que ahora emergen las ciudades y regiones como polos económicos donde existe un desarrollo distribuido de lo económico y social.
¿Alguien todavía cree que no triunfará la economía colaborativa?
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