A los influencers les han salido competidores. Y no nos referimos a la Inteligencia Artificial (que es lo único que le falta, aunque ya hubo un amago de ello). Hablamos de los desinfluencer o deinfluence en inglés, perfiles que se graban recomendando no comprar productos virales que los usuarios adquieren por recomendación de influencers.
Y es que estamos en 2023, y TikTok ha dictado que recomendar productos e incitar a tus seguidores a consumir es de hace dos generaciones. O, al menos, mola mucho más hacer lo opuesto.
Influir ya no es lo que era
En los últimos tiempos, los que nos dedicamos al marketing estamos viendo que las redes sociales se están convirtiendo en un espacio publicitario encubierto que perjudica seriamente la estabilidad financiera de muchos. Y es que al final, no hay tanta diferencia entre un haul o un unboxing y un corte publicitario tradicional de la televisión.
Pero han llegado ellos a salvarnos. Los deinfluencers, responsables de grabar recomendando justamente no comprar productos virales que los usuarios normalmente compramos porque creemos que es lo que se lleva, lo que mejor funciona y lo más cool del momento. Son los que nos quitan la venda en los ojos, los que nos sacan de Matrix y los que nos ayudan a no tirar el dinero en productos que no funcionan. Y, en su afán de ser buenos samaritanos, critican el consumo excesivo, que en tiempos de inflación nunca viene mal.
Les reconocerás en vídeos que normalmente saltan en la sección “Para Ti” de TikTok. Se caracterizan por ser contenidos de primeros planos de la persona hablando a cámara (¿cuidar la estética? ¿Eso qué es?). Al principio parece que es un vídeo de un haul más, u otra cuenta que viene a recomendarte algo, hasta que… escuchas “vengo a desinfluenciarte”. Y ahí empieza la magia y te quedas con la boca abierta. “No te compres unas Ugg Mini”. “No te compres el Dyson Airwrap”. “No te compres los libros de Colleen Hoover”. “No te compres unos AirPods Pro Max…». Qué gusto, ¿verdad?
Cuidado con las modas
Como todo lo que funciona en la vida, en este caso también van apareciendo diferentes variaciones de lo que significa “deinfluenciar”. Hay quienes se dedican a evangelizar el pensamiento crítico con respecto a las compras, sin que ni siquiera hayan probado ellos mismos los productos que no recomiendan; y hay quienes, tras probarlos, se centran en desmentir todas esas propiedades casi mágicas que los influencers muestran.
Este fenómeno llegó a principios de este año y ha ido extendiéndose por todo el mundo, pero nosotros nos preguntamos: ¿Ha llegado para quedarse? ¿Se convertirán los desinfluencers en los nuevos influencers, desbancando a los actuales? ¿O se quedarán en una simple moda pasajera que irá desapareciendo con el tiempo? Necesitaremos unos meses más para llegar a alguna conclusión certera.