Andalucía es un territorio rico y diverso en cultura, costumbres e historia desde sus orígenes. Sin embargo, desde los días de Al-Andalus hasta ahora, no siempre ha brillado de la misma forma. A lo largo de los siglos, Andalucía ha enfrentado la lucha por preservar y celebrar su identidad única. La región ha resistido la homogeneización cultural, aferrándose a sus tradiciones y valores.

Seamos claros: Andalucía fue despojada de su identidad y relegada a un segundo plano con una gran nacionalización cultural de sus costumbres y tradiciones. Esto ha llevado a que extranjeros identifiquen a España con elementos culturales propios de Andalucía. Junto a esto, se unió una tendencia de menospreciar y tratar a sus gentes como vagas e incultas, y a sus costumbres como de “tercera clase”. El acento andaluz fue, en particular, objeto de burla y ridiculización, haciendo fuertes los estereotipos que denigran la identidad del territorio.

Estos injustos aspectos han ido desencadenando un sentimiento de despertar de la conciencia cultural andaluza, que se manifiesta, entre otras cosas, en la defensa del patrimonio inmaterial andaluz.

Del quejío, un tesoro

Poco sorprendería explicar la majestuosidad de la Alhambra, la elegancia de la Mezquita… El patrimonio arquitectónico de Andalucía cuenta la historia de su gran pasado recordándonos la influencia tanto de romanos, moros y cristianos. Esto sí es algo que hemos visto, en mayor o menor medida, defender, cuidar y mantener.

Pero siempre hubo un gran silencio en lo inmaterial, lo que los andaluces han vivido como propio, lo que ha llegado de otras generaciones, lo que los hacen únicos, lo que hace que un andaluz sea en sí mismo andaluz. Es una riqueza cultural con grandes tradiciones, expresiones artísticas y manifestaciones sociales que han perdurado en el tiempo.

Desde el flamenco, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, hasta las fiestas populares, la gastronomía, el folclore y el acento, este legado intangible refleja la identidad única y la diversidad cultural de la región. Estas expresiones transmitidas por generaciones, son fundamentales para comprender y preservar la historia y la esencia del pueblo andaluz.

Creatividad de un edificio para el post “La identidad andaluza y el patrimonio inmaterial en el marketing”

El sur y las marcas: lo ridículo como propio

Como era de esperar, no solo el andaluz es relegado al estereotipo del vago, gracioso e inculto, sino que también alguno de sus productos han sido objeto del mismo trato, como es el caso de una de las marcas de cerveza más consumida en Andalucía en la actualidad, Cruzcampo.

Esta marca de cerveza muy rápidamente se convirtió en la cerveza del “meme” a nivel nacional. No hay ciudad a la que vayas donde, si mencionas Cruzcampo, no te miren con mala cara. ¿Por qué pasa esto? Bastante buena pregunta, ya que sorprendentemente, la mayoría de las personas a las que se les pregunta si la han probado responden que no.

Sin embargo, más allá del sabor de la cerveza, la cuestión es otra, la cuestión es sobre la necesidad de ridiculizar una opción que a otra persona le parece buena, ¿acaso se debe a su origen andaluz? Lógicamente nadie se para a pensar conscientemente en este aspecto pero se une a la lista de estereotipos que, no siendo malintencionados, dista mucho de la realidad andaluza.

En este punto, nos parezca gracioso y vano o no, el patrimonio inmaterial andaluz y Cruzcampo comparten ciertos paralelismos en su evolución. Ambos son elementos arraigados en el territorio que, por diversas razones, han pasado de ser valorados localmente a ser objeto de burla a nivel nacional. Sin embargo ambos emergen de sus raíces para defender y reclamar su valor en el contexto cultural más amplio.

El marketing de la mano de las raíces

Cruzcampo en lugar de centrar y enfocar su marketing en la globalización nacional de la marca, ha optado por mantenerse como identidad en potencia de lo andaluz y desvincularse de categorización de cervezas comunes para afirmar su singularidad y su raíz andaluza como foco de marca. Hacer esto en la marca es optar a convertirse en sello andaluz más que convencer a nadie de que es buena, es dejar de tapar su acento para enseñarlo con orgullo.

Hace tres años fue el inicio de una narrativa en la marca con la campaña “Con mucho acento”, que actualmente se sigue expandiendo con “Gitana”. Este enfoque emerge como una potente herramienta de reivindicación cultural al rescatar figuras icónicas, homenajear tradiciones y resaltar la conexión entre la identidad andaluza y la marca, estas campañas no solo promueven un producto, sino que también contribuyen a la preservación y promoción de la herencia cultural.

‘Con Mucho Acento’

Esta campaña hace una oda a la esencia andaluza y un tributo a la gran Lola Flores que, a través de la técnica deepfake, una herramienta que se basa en inteligencia artificial que permite colocar el rostro de una persona en el cuerpo de otra y generar imágenes en movimiento, revive a una de las cantaoras andaluzas más grandes.

En vez de centrarse en la marca, Cruzcampo opta por transmitir un mensaje de identidad, donde el acento es la esencia misma de la región. Las imágenes de pueblos andaluces, la música flamenca y la voz de Lola, a la que da voz su hija Lolita, crean una experiencia que sumerge al espectador en la riqueza cultural de la tierra. Su mensaje va más allá de las particularidades del habla, va sobra la alegría. Compartir las experiencias en tu tierra, con tus amigos, con tu familia, de tus costumbres, de como haces las cosas y de cómo mirar hacia dentro de uno mismo para sacar lo más puro de cada persona sea de donde sea.

Creatividad de un patio andaluz para el post “La identidad andaluza y el patrimonio inmaterial en el marketing”

‘Gitana’

Una vez más, Cruzcampo se marca una campaña que presenta a las muñecas Marín y a Camarón de la Isla, celebrando la autenticidad y la evolución de la marca. La campaña, además resalta la actitud desenfadada y orgullosa de la juventud andaluza que abraza su identidad.

En el anuncio podemos ver como la muñeca cobra vida y se transforma en una muchacha andaluza joven y empoderada, hablando así también de la modernización tanto de la gente como de la marca, eso sí, sin olvidar la importancia de mantener las raíces mientras se abraza el cambio.

El culmen del anuncio es la aparición de la voz de Camarón de la isla, al que este anuncio “revive” de forma magistral. La inclusión de un archivo inédito de 1989, donde Camarón dedica una bulería a Cruzcampo, refuerza la conexión profunda entre la cerveza y la cultura flamenca y andaluza. Amigos suyos comentan que, un día largo de grabaciones, donde la cerveza solía correr, Camarón se arrancó espontáneamente dejando ese pedacito de él guardado hasta el momento.

El anuncio presenta dos facetas de Andalucía: la costumbrista, llena de autenticidad y tradición, y la moderna, llena de talento y orientada hacia el futuro. La participación de talentos emergentes, como Negro Jari, Malacara, ARTEKm22 y Derby Motoreta’s Burrito Kachimba, que con la adaptación de su canción “Gitana” une el hilo del anuncio. Y también cabe destacar la aparición y el homenaje a personajes más icónicos andaluces como El Pali, Martirio, el rockero Silvio…

Orgullo de lo cotidiano

Este último anuncio no solo celebra la cerveza, sino que rinde homenaje a la identidad andaluza. La muñeca Marín, junto a la voz de Camarón de la Isla, trazan un paralelismo con la evolución de Cruzcampo y la diversidad de la cultura andaluza. La campaña destaca el orgullo de lo cotidiano y la sabiduría de quienes abrazan su autenticidad.

El reflejo de Andalucía, incluso en los rincones tan comunes y cotidianos como son las redes, cada vez es más fuerte. Desde la emblemática serie de televisión Bandolero, programas como La Banda, el de Juan y Medio, hasta el villancico andaluz «Nuestra Navidad». Estas, junto con la rica gastronomía andaluza y las icónicas fiestas y tradiciones, son parte del tapiz vibrante que compone la identidad andaluza y que cada vez es más admirada y conocida en el resto de la península.

En resumen, la campaña «Gitana» de Cruzcampo nos recuerda que la verdadera grandeza reside en la conexión con nuestras raíces, en el respeto por nuestra historia y en la celebración de nuestra identidad colectiva, incluso en los detalles más aparentemente insignificantes de la vida diaria.